Trementinaires y los saberes ancestrales de las plantas medicinales desde el Pirineo Catalán
¿Sabías que el conocimiento de las plantas y sus cualidades sanadoras se transmitía entre mujeres de generación en generación? Así es, esta ciencia de saberes ancestrales empezó con unas mujeres “científicas”, que no tenían ninguna titulación académica, situadas en el Pirineo Catalán. Estas mujeres se conocen como “las trementinaires” y sus conocimientos todavía se conservan en áreas rurales.
Introducción a las trementinaires
El nombre de trementinaires o trementineras en castellano, tiene su origen en la esencia de trementina, que se extrae de la resina de pino, y con la que hacían una especie de pomada muy útil para las picaduras y torceduras. Gracias a esta pomada eran muy buscadas y apreciadas.
Garrido Moreno, especializada en las relaciones entre historia, ciencia y arte, ha recogido el estudio sobre el oficio de las trementinaires en un artículo publicado en el Journal for the History of Knowledge.
El oficio y los amplios saberes de trementinaire se transmitían “familiarmente entre las mujeres, de abuelas a madres e hijas”, sostiene, y existió “desde el siglo XIX hasta la llegada de la industrialización en las zonas rurales”.
La investigadora destaca cómo las voces de las mujeres rurales “han sido subrepresentadas en la construcción de conocimiento sobre la naturaleza y sus recursos”.
Estas mujeres tras la recogida y catalogación de las plantas en los meses más cálidos, las guardaban para la “elaboración de las fórmulas” que servían para “cubrir las necesidades médicas de muchas familias”.
Garrido Moreno, especializada en las relaciones entre historia, ciencia y arte, ha recogido el estudio sobre el oficio de las trementinaires en un artículo publicado en el “Journal for the History of Knowledge”.
Las tementinaires, voces subrepresentadas
Cuando llegaba el frío, las trementinaires realizaban largos viajes comercializando sus productos y abasteciendo a todos sus clientes con los remedios necesarios para aguantar el invierno. Durante el período que duraba este viaje comercial, que podían ser meses, eran los hombres quienes se quedaban a cargo del núcleo familiar.
Esto conllevaba un “desafío a los roles de género que aquello suponía para el funcionamiento tradicional de la familia”, según el artículo. Se trataba de una época en la que las mujeres no viajaban en solitario, y menos todavía para comerciar y ejercer su propio oficio.
El principal problema a la hora de conocer más sobre estos saberes y mujeres, según la investigadora, es que todo se transmitía de forma oral, sin dejar nada escrito. Además, existía una gran competencia entre ellas que provocaba que las recetas fuesen secretas y, posteriormente, acabasen vendiendo.
Gracias a estas ventas, las trementinaires se convirtieron en el motor económico tanto para sus familias como para las zonas donde vivían.
Difundir el conocimiento de estas mujeres
Una buena forma de saber más sobre estas conocedoras de las plantas y sus saberes ancestrales es visitando el Museo de las tementinaires, situado en Tuixent, Lleida. Aquí se pueden ver los legados familiares, sus objetos e incluso testimonios orales grabados.
El cuidado de las familias a través de las plantas y su conocimiento siempre ha estado a cargo de las mujeres, lo que hace que siga siendo más común su práctica en las zonas rurales, mientras que en las ciudades son conocimientos que se han perdido por no tener acceso a ellos. Sin embargo, como indica la investigadora, el uso de las plantas “a nivel medicinal es un tema complicado. Su uso sin una supervisión médica o académica, incluso, puede tener ciertos peligros”.
El contacto con la naturaleza
Los saberes de las mujeres trementinaires son cada vez más necesarios en un momento de crisis y pérdida de la biodiversidad. Además, la llegada del COVID y la pandemia han hecho que las personas busquen un mayor contacto con la naturaleza.
En Prádena del Rincón, situada en la Sierra de Madrid, está Carolina Díaz, licenciada en química y naturópata, y que desde hace más de diez años busca acercar los conocimientos medicinales o cosméticos de las plantas en la escuela de formación de Rincón Silvestre.
En su opinión, “la etnobotánica enseña cómo recoger los saberes de las plantas como si esta práctica estuviera ya muerta“. Pero “la realidad es que se pueden seguir estudiando las plantas en muchísimos campos”, incluyendo la fabricación de instrumentos musicales o la decoración.
En su laboratorio elabora aceites esenciales, cada vez más en uso, y diferentes productos que se obtienen de las plantas.
Desde Rincón Silvestre, queremos dar las gracias e EFEminista por el artículo tan bonito que han hecho sobre las trementinaires y con en el que hemos tenido el placer de colaborar.
Si queréis leerlo al completo, lo tenéis en la web de la Agencia EFE.
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